lunes, 8 de julio de 2013

Corrector e iluminador, ¿qué diferencia hay?

¡Hola!

Hoy les traigo un post que he preparado para hablarles sobre una duda que se presenta muy frecuentemente.  Y esto es hablar sobre el uso del corrector y del iluminador.  Y es que un mal uso de estos productos puede causar desastres, lejos de solucionarnos la vida.

Muchas veces en los talleres de automaquillaje, las chicas nos llevan los productos que tienen y cuando tocamos el tema del corrector, lo que generalmente me muestran son iluminadores. ¿Cómo es esto? ¿qué diferencia hay?

Pues bien, cuando hablamos del corrector, nos estamos refiriendo al producto que utilizamos para corregir ojeras (vemos que hay ojeras azuladas, violáceas, marrones, verdes). 
 
Adicionalmente, el corrector nos permite camuflar tonos de pigmentación, pequeños defectos como granitos, alguna manchita, por ello, para corregir esta pigmentación tenemos que elegir un tono adecuado y que neutralice el tono. 

Los tonos y texturas de los correctores que necesitamos varían en función de la necesidad de la corrección. Tenemos tonos más beige, amarillos, naranjas, verdes. 


En cuanto a texturas, los correctores pueden ser líquidos, cremosos, en polvo (mineralizados, aunque estos son los menos usados). 


Textura de correctores líquidos

En algunos casos necesitaremos un corrector con un tono más salmón o naranjita, quizá verde (aunque no lo uso mucho y ya lo tocaré en otro post), en otros casos podemos usar uno del tono de nuestra piel, esto va a depender del tipo de imperfección que queramos disimular.

Corrector cremoso en amarillo, naranja suave y verde
Cuando usamos un tono como el naranja, amarillo o verde -luego de neutralizar el color- se debe tonalizar para no quedarnos con la cara y manchas verdes o naranjas (esta explicación será motivo para el siguiente post). Y, como en todo, no abusar de la cantidad porque si nos pasamos lo que quizá consigamos sea llamar más la atención.

Pasemos ahora al iluminador. Como su nombre lo dice y aunque suene redundante, el iluminador tiene como objetivo "iluminar", dar luz a ciertas zonas del rostro que harán que tu piel luzca más bonita, hidratada, resplandeciente, jugosa. 

El iluminador viene en diferentes tonos, ya que debemos tener en cuenta el tono de piel de la persona y buscar el más adecuado. Un iluminador beige clarito o rosa bajito va bien para pieles muy claras, mientras que uno bronce, por ejemplo, va mejor para pieles más oscuras.  


El iluminador puede ser en formato líquido, cremoso o en polvo, todo depende de qué acabado busquemos.

Si lo aplicamos en la zona de la ojera tendría que ser sólo si no hubiese necesidad alguna de corrección del tono, ahí sí que iría bien, pero si lo ponemos directamente sobre una ojera oscura, violeta o marrón, lo más probable es que la ojera luzca grisácea.  

A la izquierda mi ojera natural en un día muy malo y a la derecha cómo queda si simplemente le añado un iluminador y no corrijo previamente. Se ve un tono ligeramente gris.

El iluminador también lo podemos usar para iluminar sobre el arco de las cejas, debajo de la ceja, la parte alta de los pómulos, el puente de la nariz, sobre el labio, el mentón, las zonas de sombra como las aletas de la nariz, surco nasogeniano, las comisuras de los labios (si no son demasiado pigmentadas, sino primero habría que corregir la pigmentación como en el caso de las ojeras).
 


Colocándolo en las zonas indicadas anteriormente podemos lograr interesantes efectos de luz, como estos:
 
 


Para terminar, mi recomendación es no excedernos nunca con el uso de ningún producto por más lindo que nos parezca, así no tendremos este tipo de problemas:



Anímense y cuéntenme su experiencia usando estos dos productos. 

La próxima les hablaré más sobre tonos y texturas para dar con el corrector correcto.

¡Gracias por leer, hasta pronto!


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